martes, 29 de septiembre de 2020

Octava operación

Ingreso de nuevo en Móstoles el 10 de julio para retirar la cánula de baja presión y cerrar ¿definitivamente? la traqueotomía. Me operan el 11 de julio y, por la buena evolución, me dan el alta el 14 de julio.

Recuerdo salir del metro a la calle camino del hospital y recibir como una bofetada de calor. Entre eso, el pelazo y las gasas de la traqueo, bufff.

En el análisis preoperatorio la vía se movió y hubo que pinchar una segunda vez, y, cómo no, la flexura morada.

En el día de la operación me levanté pronto, iba de segunda, y aún di varios paseos antes de ir al preoperatorio. La vía que me pusieron era demasiado gorda y no progresaba, hubo que pinchar otra vez. El tiempo que pasé allí se me hizo eterno.

En quirófano ya, preparación, colocación en camilla. Hasta escuché lo que me iban a hacer (un corte limpio). También escuché algo de propofol, y ya me veía como Michael Jackson.

Me desperté en la REA. La primera hora que recuerdo que me dijeron fue las 3 menos algo. Estuve hasta las 7 y pico. La segunda vez que tanto tiempo. 

Empecé a tener una tos que me agobiaba porque era muy cortante y me dejaba sin respirar. No se oía arrancar moco como en las otras veces. Y como no podía hablar las pasé canutas para explicarme. Al final me dieron un trozo de papel para escribir pero sin las gafas tampoco logré hacerme entender mucho. Avisaron a anestesista y otorrinos, que se pasaron a vigilarme unas cuantas veces. Hubo un momento en que parecía tener una tos fuerte y un torpedo de moco que tenía lo mandé a paseo. Las otras ya no eran tan agobiantes, se notaba algo de arranque. Lo normal tras una operación de estas es tener tapones durante unos días.

Preferí no tolerar en el mismo día ya que la anterior estuve con náuseas y vómitos. El segundo día bien, ya me levanté y toleré con dieta turmix.