En octubre 2022, y sin tener noticias, se me hincharon tanto las narices que mandé varias quejas, de forma semanal, por el servicio de Atención al paciente. También envié correos electrónicos directos a la secretaría de cirugía torácica y al cirujano.
Aaaaaamigo, ¡qué poco gusta que nos digan las verdades a la cara!. Porque lo que yo decía no era nada más que la simple y pura verdad. Llamó todo sulfurado diciendo que no había derecho, que hiciera el favor de retirarlas y que fuera más "decorosa" en mis palabras, que la secretaria no tenía porque soportar mi enfado. No dije ninguna mentira ni fui borde, simplemente que estaba harta de la espera y seguiría haciendo lo mismo hasta obtener una respuesta. Si no llego a hacer esto seguiría hasta el día de hoy sin saber nada.
