sábado, 13 de febrero de 2016

Un pequeño desahogo

Llevo una racha flojilla y me sorprendo de no haber explotado aún. Hay mucho peso sobre mi espalda y es hora de ir soltando lastre.

Esto va por las decepciones que me he llevado con alguna gente. Te preguntan qué te pasa, lo cuentas, y la respuesta:

a) el más absoluto silencio. Nada, rien, nichts (aunque no sean cercanos, siempre se agradecen algunas palabras)

b) un mísero OK. No estamos hablando de un simple catarro. El no poder hablar –y yo soy profe- , tener bastante dificultad respiratoria, algún problema al tragar, simple y llanamente ¡¡tener un agujero en el cuello!! Y aún por encima enfadarse tiempo después por no decírselo, ¿perdona?, a lo mejor no fui muy específica, no apetece estar contando siempre la historia, y menos a gente que poco se preocupa, pero éche o mesmo.

c) lo siento, ya te iré preguntando. Y vuelta a la respuesta “a”.

Y el más doloroso para mí, a quien consideraba muy buena amiga, y a la cual habré visto unas dos veces en este último año. Aunque no vive aquí, me consta que sí viene por la ciudad. De hecho, las veces que la vi fue pura casualidad encontrarla (y recuerdo cuando decía “no sé cuándo iré, ya te digo”). Encuentros fríos, como quien ve a un conocido, enseguida diciendo “es que llevo mucha prisa, que tengo que hacer esto y lo otro, ya quedaremos en la próxima”. Sí que me mandaba algún whatsapp para preguntar qué tal y mandaba ánimos, pero si una buena amiga está en mis circunstancias, lleva aguantado varias operaciones, que ni siquiera avises cuando estás aquí y no saques ni cinco minutos de tu carísimo tiempo para verla, en fin…

También he de decir que hay gente que me ha sorprendido para bien, amigas a las que hacía tiempo que no veía, pero nunca perdimos el contacto; y gente que pese a no ser muy cercana me han demostrado un cariño enorme. Va por vosotros!!!!!

Gracias!!!!!

1 comentario:

  1. Hola, me he pasado a visitar esta experiencia tuya en la red, te felicito por ella. La verdad es que aunque a veces es doloroso, siempre es bueno saber de que pie cojea cada cual. No soy muy bueno adivinando a la gente, pero aquella que no es capaz de ponerse en tu lugar en una determinada situación para luego comprenderte y poder intentar ayudarte, no creo que merezcan mucho la pena.

    Las personas somos lo que nos rodea, se va construyendo desde el interior de uno hacia afuera, si un amigo falla, es como un pilar de un edificio , no cae, se apoya en los que quedan y seguramente haya uno nuevo mejor que haga su función.

    jo, perdona la parrafada que me ha salido, ya sabes que yo soy de mucho explicar ;-).

    Sólo espero que esta etapa en tu vida pase pronto y den con la causa.
    Recibe un abrazo bien fuerte y adelante.



    ResponderEliminar