lunes, 28 de marzo de 2016

Antecedentes recientes

El problema que tengo se llama estenosis, que la RAE define como “estrechez, estrechamiento de un orificio o conducto”. La mía aparece siempre en la glotis, por donde andan las cuerdas vocales, laringe y tráquea, ya sea subglótica o supraglótica.

Lo que notaba es que me quedaba sin aire al hablar,  y al terminar una frase tenía que parar, inspirar e ir con más calma. Recuerdo cuando falleció el gran periodista Jesús Hermida (de aquellas tuviera ya la primera operación y comenzaba con logopedia) y una de las cosas que dijeron de él y que se me quedó grabada fue la explicación sobre su peculiar forma de hablar, en frases cortas y pausadamente. ¿Cómo no se me había ocurrido antes?

También notaba a veces lo fuerte que respiraba cuando subía una mínima cuesta, un par de escalones, o caminaba más deprisa de lo normal. Ya de inflar globos ni hablamos. Podría ser porque soy una vaga redomada y de pensar en hacer ejercicio ya me canso.

Cuando realmente me asusté fue un par de inviernos atrás yendo al instituto. El trayecto era corto y prácticamente plano. Íbamos con el tiempo justo y, yo, al tener que ir algo más deprisa me cansaba enseguida. Tanto que empecé a respirar con bastante dificultad, a dolerme el pecho (como si sintiera presión con una piedra), a tener que parar por no poder seguir, a notar un estridor considerable. Mi compañera se asustó bastante, y eso que tiene asma y de respirar mal sabe un rato. Fue la vez más escandalosa.

Antes de esto ya solicitara vez con el especialista, concretamente con el neumólogo puesto que hace quince años padecí una TBC, correctamente tratada y curada, aunque siempre quedan cicatrices. Por ello, y viendo el problema de respiración que tenía, qué mejor médico que el de los pulmones. Pero no se veía nada fuera de lo normal, la auscultación estaba bien, incluso la espirometría (ni sé como pude hacerla) era normal, dentro de mis posibilidades y/o capacidades. A pesar de ello seguí quejándome y entonces decidió derivarme al otorrino. Como estaba fuera, hasta enero de 2015 no pude ir a consulta…

lunes, 21 de marzo de 2016

Antecedentes lejanos

Viendo todo por lo que llevo pasado, y lo que te rondaré morena, y echando la vista atrás, muy atrás, empiezo a pensar en muchas de las sensaciones que tenía y me hacen pensar que quizá este problema siempre estuvo ahí.

Me acuerdo muchas veces de estar callada para no hablar, y decía para mis adentros: no hablo porque me canso (ahora sé que es porque respiro mal, de hecho, la gran mayoría de la gente no sabe hacerlo; no sé coger aire, y no me llega la cantidad para no sofocarme). No lo podía decir en alto porque si no me pondrían de vuelta y media.

Como comento en otra entrada, siempre me cansaba mucho al inflar un globo, subir escaleras, echar una pequeña carrera para coger el bus…

Y qué decir del tabaco. Yo soy del partido de los No Fumadores. Nunca jamás en la vida fumé. Todos los otorrinos era lo primero que preguntaban. Y cada vez que olía a tabaco me ponía mala. Estar en sitios donde se podía fumar, antes de la bendita ley, era un suplicio la mayoría de las veces. Me costaba respirar, como si tuviera toneladas de piedra sobre el pecho. Sufría disfonía por el ambiente tan cargado. Notaba el olor a metros de distancia, y a veces me producía arcadas. Siendo bien niña rompía los cigarros en casa y los tiraba por el retrete.

jueves, 10 de marzo de 2016

Estoy salivando

Hace dos semanas de la última operación y todavía no recuperé el gusto por completo. Me pasó igual con la primera operación, que debí tardar unos 15 o 20 días.

La sensación es que tengo la mitad de la lengua como insensible (siempre la parte izquierda), y aunque coma, no degusto la comida al completo. La aprieto contra los dientes y la siento como dormida, y a veces para masticar tengo que cambiar de lado. Los médicos dicen que podría ser de la anestesia, o de los tubos que usan en la operación, que hacen mucha presión en la zona y pueden causar ese efecto.

Pan de Cea con Nocilla
Pero gracias a Dios empieza a despertar, y cuando me tomo algún capricho o algo que hacía tiempo que no podía, noto un cosquilleo y empiezo a salivar (como el pincho de pan de Cea - que dicho sea de paso, tiene Indicación Geográfica Protegida - con Nocilla que me acabo de tomar antes de comer). 

Se me viene a la mente la imagen de Homer Simpson babeando por sus donuts, lo mío no tan exagerado, pero el poder comer sólido después de tanto puré, uffffff.

martes, 1 de marzo de 2016

Un poco de humor hospitalario

Acabo de llegar de mi último ingreso hospitalario, esta vez en Móstoles, muy cansada pero animada, y como siempre me dicen, sin perder esa sonrisa con la que recibes a todo el mundo.

Pasar tiempo en el hospital siempre es aburrido y agotador, por eso se agradecen las notas de humor.

Cada vez que abren un producto le ponen la fecha, y esto lo encontré sobre uno de los carritos en uno de los paseos por el pasillo. Estaba en un bote de clorhexidina. No me pude resistir a sacarle una foto.

Humor hospitalario