sábado, 8 de julio de 2017

Mi primera palabra

Cuando pasé por esta segunda operación llevaba prácticamente cuatro meses sin hablar. Que se dice pronto. Cuatro meses de rabia e impotencia en que la gente me trataba como un bicho raro muchas veces. Cuatro meses de tener que ir acompañada a cualquier sitio por si me pasaba algo y tener a alguien que hablara por mí. Cuatro meses expresándome a través de una libreta. Cuatro meses de frustración por no poder expresar lo que quería en ese momento a la orden de ya. Cuatro meses de que no me dejaran decir lo que quería porque cuando me disponía a coger la libreta ya soltaban "ya sé lo que vas a decir, no cojas la libreta". Cuatro meses en que aprendí a disfrutar del silencio, y a expresar cosas con la mirada.

Y por fin llegó el día. A las 24 horas de la operación, sentada en mi sillón, aparece mi súper Primi y una adjunta, de Viveiro además. Me dice "a ver, dime algo", y honrando a mi carácter gallego y queriendo resarcirme de todo, lo primero que suelto es un enorme CARALLO. Aunque con la vocecilla que queda tras toda la tralla que tenía encima.

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