jueves, 30 de marzo de 2017

Primer viaje a Madrid

Tras el shock de conocer que estaba derivada fuera de casa, y no saber cuando me llamarían del hospital, intentamos averiguar si el médico tenía consulta para acelerar un poco la cosa. Llevaba prácticamente cuatro meses sin poder hablar, con los consiguientes problemas respiratorios, y no era cuestión de esperar uno, dos o tres meses, o los que fuera, si el asunto se podía agilizar. 

Logramos cita bastante pronto. La fortuna quiso que cuando íbamos de camino en tren nos llamaran del hospital para citarnos para la semana siguiente. Entre entregar el papel con la derivación en Ourense y recibir la ansiada llamada, pasaron quince días escasos.

Le llevé las imágenes y vídeos de mis laringoscopias, los informes que pude recopilar, una carta personal donde le contaba mi desesperación. Me realizó una nueva laringoscopia, y examinó el estoma de la traqueotomía. 

Le comentamos que justo nos habían llamado del hospital para citarnos en una semana, y al despedirnos me dio un gran abrazo de ánimo y dice: nos vemos en el "más allá". Se me quedaron los ojos como platos. Y mis padres alucinando. Resulta que como Móstoles está tan al sur, se refieren al sitio de esa manera. Yo pensando que ya no tenía remedio.

martes, 14 de marzo de 2017

Revisiones agosto y septiembre 2015

En agosto ya estaba el jefe, y en vez de consulta normal, tuve sesión quirúrgica. Me miraron para ver la evolución y aquello estaba descontrolado. Les escribí, ya me era imposible hablar, que hacía unos días que llevaba la traqueo abierta porque no podía aguantar más, no respiraba y me cansaba de todo.

Para ver bien el alcance de la lesión me piden un TAC. Llega el día y no me lo pueden hacer. Al tener cánula de plata hay que cambiarla por una de silicona para que salga bien. Una vez intentaron ponerme una y me puse a toser porque no paraba de picar. Todo esto se lo comenté a la enfermera y a la radióloga, y me dijeron que a ver que se podía hacer. Lo que me extrañó es que en el volante no aparecía nada de la cánula. Me volvieron a citar.

Yo, en mi desesperación de no saber qué iban a hacer conmigo, dónde operarme, cómo, no poder hablar, respirar con bastante dificultad, volví a consulta y llevé una carta explicando todo. Los otorrinos dijeron que cuando me llamaran para el TAC de nuevo fuera por consulta que me ponían la cánula de silicona para el momento, y al terminar me ponían la mía otra vez. Gracias a Dios la soporté bastante bien. 

La idea era consultar con colegas de Vigo, Santiago o Coruña, a ver qué solución había para mí. La verdad que no lo tenía muy claro, estaba bastante desesperada ya. Me asustaba el tener que operarme fuera de casa. Y el shock fue aún mayor cuando solicitaron la derivación a Móstoles, al mejor especialista de España y uno de los mejores del mundo, para que me valoraran y si era posible, operarme allí. El momento en que lo vi en el papel, y me dijeron que a partir de ese momento todo sería en Madrid fue como si me dieran una torta. Me quedé parva, la cara desencajada, viendo todo como si no estuviera en mi propio cuerpo.