viernes, 20 de enero de 2017

Revisiones postoperatorias

La primera revisión fue a la semana y estaba todo bien. Luego hubo otra unos días después, y debía estar bien porque no recuerdo nada memorable. La que no me olvidaré fue la del mes y poco, 5 de junio. Primero, porque unos días atrás al hacer la limpieza de cánula el moco saliera rojo y me asusté bastante. Se lo comenté a la otorrino y dijo que no pasaba nada. 

Segundo, cuando me quitaron el babero y la cánula vieron que tenía un pequeño granuloma en el estoma y allí mismo, me lo quemaron con nitrato de plata. ¡Qué olorcito, madre mía! La escena parecía de película, con gafas para protegerse y el soplete dirigido a mi cuello. Aquello quedó más negro que el carbón, tanto que tiñó un poco la cánula. Cuando me hice la cura al día siguiente, tenía que echarle una pomada para protegerlo, y resulta que lo quemado se desprendió y empezó a sangrar, cayendo un chorretillo del cuello abajo. Me acojoné tanto que no sabía que hacer. Intenté limpiar con gasas y suero y me fui al médico de guardia del centro de salud. Todo en orden, fiuuuuu.

Tercero, me hicieron una laringoscopia y observaron algo de edema en las cuerdas vocales. Podía ser por la ejercitación de la voz en las sesiones de logopedia, tras tiempo sin hablar. Además en mi casa empezaban a apreciar cambios en la voz, pero hacia peor.

En principio me iba a ver también el jefe de servicio, que fue el que me operó, pero aún estaba en quirófano.

1 comentario:

  1. A veces los médicos deberían de comprender que lo que para ellos es normal, no lo es tanto para una persona que no esta acostumbrada a tal cúmulo de sorpresas.Afortunadamente y gracias a tu perseverancia y carácter, te van yendo las cosas un poco como querías. Me alegro mucho. ;-)

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